Jueves de la XVI semana de Tiempo Ordinario – Memoria de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María

Evangelio según san Mateo 13, 10-17

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?» El les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.

En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice:( Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.)

Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron». 

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Reto Trivia Vida de los Santos del mes de julio, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de julio la trivia de la vida de los santos del #43 al #72. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

 

Al comienzo del largo<<sermón en parábolas>>, inserta Mateo la pregunta sobre el <<por qué>> de las parábolas y del rechazo de la Palabra de Jesús por parte de Israel. Era ésta una pregunta importante para los cristianos de las primeras comunidades, que, por una parte, se encontraban frente a la necesidad de explicar e interpretar un tipo de anuncio que se había vuelto inaccesible de manera inmediata y, por otra, sufrían la oposición y el escándalo del pueblo elegido, que, en una gran parte, no había acogido al Mesías. La respuesta parte de reconocimiento de la antítesis aparecida ya en la parábola del sembrador: hay quien se muestra disponible y quien, por el contrario, ofrece resistencia a la Palabra de Jesús. La diferente disposición interior establece la diferencia entre el <<ver>> y el <<oír>>: conversión y consecuente bienaventuranza para los unos, incomprensión y exclusión del don para los otros. El texto profético de Is 6,9ss, en el que Dios anuncia al profeta los obstáculos que encontrará en el ejercicio de su misión, da razón de lo que antes Jesús y después la Iglesia tendrán que vivir. Si bien el lenguaje semítico refiere a Dios la causa primera de los acontecimientos, no es ciertamente él quien determina la docilidad y la dureza del corazón. El hombre esta llamado a asumir en primera persona la responsabilidad de su propia elección frente a la Palabra que hoy se le dirige, puesto que hoy es el tiempo favorable para la salvación (cf. 2 Cor 6,2).

No es difícil ver, si miramos alrededor, cuantas relaciones superficiales existen. Y no solo las de <<conveniencia>>, en las que apenas se intercambian el saludo o dos palabras sobre el tiempo o sobre el partido de futbol, sino también en otras que son fundamentales: entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre personas que comparten una misma opción religiosa, existencial…

Vemos relaciones sin raíces profundas, que terminan. Y estaría bien que nos preguntáramos por qué resulta tan difícil embarcarse en un compromiso que dura toda la vida. La Palabra del Señor nos propone hoy que miremos dentro de nuestro corazón, que lo toquemos, que verifiquemos la disponibilidad que tiene para hacer un esfuerzo e ir más allá de la superficialidad; también en nuestra relación con el Señor. De manera diferente, nos escapa el sentido de lo que vivimos, y puede pasarnos que seamos como los judíos, que, por no mostrarse disponibles a comprometerse a fondo con el Señor, rechazaban su amor vivificante por cultos de muerte. Resulta paradójico, pero tal vez no alejado de nuestra experiencia, que – estando hambrientos de amor – no veamos a Dios, que es amor, y no escuchemos en serio su Palabra; que – estando desorientados por el vacio y la falta de sentido del vivir – cerremos los ojos y los oídos frente a quien nos da testimonio de Dios como verdad y como vida. Toquemos nuestro corazón: todavía estamos a tiempo de convertirnos.

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de julio. #67

El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de uno de los santos del día de hoy se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el Santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que la santa, -cuyo nombre significa Gracia-, «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones».

Un Ángel se le apareció y le dijo: «…, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba igual que la santa del día de hoy ( 1 Reyes, 1 ). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación.

La mejor prueba de la antigüedad al culto de nuestra santa en Constantinopla, es que a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un Santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a nuestra santa y datan del siglo VIII. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a nuestra santa. Por él concedía la celebración de la fiesta de la Santa a los Obispos de Inglaterra exclusivamente. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de occidente en 1584.

 

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará! 

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

 

 Padre Enrique García Elizalde