XVII Domingo Ordinario – Ciclo B

Evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: «¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?» Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan». Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?» Jesús le respondió: «Díganle a la gente que se siente». En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien». Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: «Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo». Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

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Reto Trivia Vida de los Santos del mes de julio, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de julio la trivia de la vida de los santos del #43 al #72. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

 

Hay un nexo evidente entre la primera lectura y el evangelio: en ambos casos se trata de multiplicación de panes. Hay también otro nexo, más profundo: Eliseo es un profeta y Jesús, después de alimentar a la multitud es llamado «el profeta que tenía que venir al mundo.» Y hay todavía otro detalle en común: es la palabra de Eliseo la que hace el milagro, y por eso la repartición misma del pan es encomendada a un criado; de modo análogo, es la palabra de Jesús la que hace el milagro, y la repartición se encomienda a los apóstoles. Esta distancia entre la realización del milagro y la repartición material del alimento viene a subrayar en ambos casos que es el poder de la palabra, venida de Dios, quien realiza el prodigio, lo cual refluye sobre lo ya dicho: estamos ante gestos propios de profetas, cuyo ministerio propio es la predicación, la Palabra.

 

Tal vez en este milagro nosotros nos admiramos de la producción de una realidad nueva, esto es, de nuevos panes. Pero es probable que el énfasis debamos ponerlo en otra parte, pues si la Palabra tiene tanta importancia en ambos casos no será para que nos quedemos mirando panes. Para encontrar ese significado puede servir que notemos que tanto Eliseo como Jesús son conscientes de las sobras, es decir, que hay o que habrá sobras. Nuestro Señor explícitamente pide que sean recogidas. ¿Por qué? Puede suponerse que es como una señal de valoración del alimento humano, o de respeto ante los pobres que carecen de ese pan, pero lo más posible es que haya aquí un significado más profundo. Las sobras son señal inequívoca de la saciedad y también signo elocuente de la abundancia. El profeta está anunciando que, cuando se cree en la Palabra, Dios es capaz de saciar a todos con abundancia que supera todos nuestros cálculos.

 

El lenguaje de la abundancia contrasta con el modo humano usual de razonar. Cuando uno piensa mucho en el dinero que tiene ahorrado o en los alimentos que guarda en su despensa, casi siempre presiente que no le va a alcanzar. Dios razona de otro modo. Dios piensa desde el poder de amor y poder de creación que le es propio. Si nuestra mezquindad anuncia cuán limitados somos, su largueza proclama que él no tiene límites.

 

¿Qué busca tu corazón, consuelo espiritual o material?

¿Sigues al Rey de Reyes o persigues las cosas de este mundo?

 

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de julio. #70 

La santa del día de hoy y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño. En su hogar, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara. Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus doce Apóstoles. Nuestra santa corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros.

Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado, y los demás atentísimos, acomodados en el suelo, escuchaban.

Allí, en medio de todos ellos, también en el suelo, estaba María, la hermana de nuestra santa, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas.

De pronto, nuestra santa se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: «Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? ¿Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?». Jesús, con una suave sonrisa y tono bondadoso, le responde: «….., ….., te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada». Nuestra santa entendió la lección, y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador. Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del Cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.

 

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará!

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

 

Padre Enrique García Elizalde