Viernes XXV del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Lucas 9, 18 – 22

Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado».

 

Él les dijo: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Respondió Pedro: «El Mesías de Dios». Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.

 

Después les dijo: «Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día».

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Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º  al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de septiembre la trivia de la vida de los santos del #104 al #133. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

 

Hoy san Lucas vuelve al tema del evangelio de ayer. La pregunta es la misma. Sin embargo, ahora es el propio Jesús quien la dirige a sus discípulos. ¿Quién es Jesús? La respuesta de la gente es múltiple: en ellas se manifiesta la conciencia de un cierto “misterio”, pero no van más allá de los esquemas religiosos comunes. Tampoco la respuesta de los discípulos es completa: “Respondió Pedro: ‘El Mesías de Dios’ ”, por lo menos, puede ser entendida mal, y por eso Jesús “les prohibió terminantemente que se lo dijeran a nadie” (v21). No basta, en efecto, con proclamar que Jesús es el Mesías.

 

¿Qué Mesías? ¿Qué tipo de Mesías? Es la cruz lo que suprime todos los malos entendidos. Estamos aquí en el centro de la fe: creer en el Mesías que será crucificado. El “es necesario” del texto es muy significativo: la cruz no es un incidente; es algo querido, forma parte del plan de Dios, es algo fundamental. Ésta es la novedad inesperada, escandalosa para muchos. La presencia de Dios se manifiesta en el camino de la cruz, es decir, en la entrega de sí mismo, en el rechazo de toda imposición, en el amor que acepta ser contradicho y aparentemente derrotado. El don de sí mismo no tiene límites, su amor por nosotros lo lleva hasta morir en la cruz, pero más aún, a vencer a la muerte con su resurrección para mostrarnos que seguimos a un Dios vivo, que quiere lo mismo para nosotros, darnos vida pero una vida plena, que implica pasar por la cruz.

 

¿Tu relación con Jesús es tan íntima como para proclamarlo como Mesías (salvador) de tu vida?

¿Estás dispuesto a acompañar a Jesús  a cargar la cruz para morir a lo que te aparte de su amor?

¿De qué quieres que Jesús te salve? ¿A que tienes que morir cada día en tu vida para resucitar con Jesús?

 

 Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre. #131

 

Nuestro santo de la trivia de hoy nació en España hacia el 1538, y estudió leyes y, siendo profesor de derecho en la Universidad de Salamanca, el rey Felipe II lo nombró juez principal de la Inquisición, en Granada. Era cosa extraordinaria que un laico ocupase ese puesto. (Hay que saber que no todos los inquisidores eran injustos como se quiere hacer ver hoy día. Aquí tenemos el ejemplo de un inquisidor santo).

 

Algunos años después, la sede arzobispal de Lima quedó vacante. Así que nuestro santo de la trivia de hoy fue elegido a ser el futuro arzobispo en 1580, aun sin ser sacerdote. Fue ordenado sacerdote y obispo justo antes de ser enviado a Lima. Llegó en 1581.  Allí comprendió lo ardua que era la misión que se le encomendaba su diócesis tenía unos 700 km de costa y se adentraba hasta los Andes. El más grave problema eran las actitudes de los hombres que venían a América para hacer fortuna. Trataban a los indios abusivamente como esclavos y daban a estos un desastroso ejemplo de cristianismo. Por otra parte el Consejo de las Indias, encargado de hacer justicia, estaba lejos en España y no sabía a quién creer.

 

El primer cuidado del nuevo arzobispo fue restaurar la disciplina de la vida eclesiástica que se había perdido. Se mostró inflexible con los escándalos del clero, castigando la injusticia el vicio sin distinción de personas.  Empleaba su autoridad para propagar el evangelio y defender a los pobres de la opresión. Esto le ganó muchos enemigos y fue perseguido. Las autoridades obstaculizaban lo más posible su trabajo.  Pero su perseverancia dio mucho fruto. Reunió numerosos sínodos y concilios que promovieron con mucho fruto la vida religiosa de todo el virreinato.

 

No solo hablaba dedicaba toda su energía al servicio del pueblo de Dios. Lo hacía con gran caridad. Fundó numerosas iglesias, monasterios y hospitales. En 1591, fundó en Lima el primer seminario del Nuevo Mundo.

 

Siguió estudiando los dialectos indígenas hasta edad avanzada para poder hablar con ellos. A veces pasaba dos o tres días evangelizando en lugares que no le podían ofrecer ni una cama ni comida suficiente. Visitó así toda su extensa diócesis. Cuando alguien trataba de disuadirle alegando las dificultades del transporte y el peligro de bandoleros, nuestro santo respondía que Cristo no había tenido miedo de hacerse hombre para salvarnos.

 

Aún cuando se hallaba de viaje celebraba la misa con gran fervor y se confesaba diariamente con su capellán.  Entre los miles que nuestro santo confirmó se encuentran Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y el beato Juan Macías. Murió el 23 de marzo de 1606 mientras los presentes entonaban el salmo: «Mi corazón se llenó de gozo cuando me dijeron que iremos a la casa del Señor». Nuestro santo de la trivia de hoy y Santa Rosa son los primeros santos del Nuevo Mundo.

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará!

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

 

Padre Enrique Garcia Elizalde