TUESDAY OF THE 24TH WEEK OF ORDINARY TIME (SEPTEMBER 17, 2018)

Lk 7:11-17

Jesus journeyed to a city called Nain,
and his disciples and a large crowd accompanied him.
As he drew near to the gate of the city,
a man who had died was being carried out,
the only son of his mother, and she was a widow.
A large crowd from the city was with her.
When the Lord saw her,
he was moved with pity for her and said to her,
«Do not weep.»
He stepped forward and touched the coffin;
at this the bearers halted,
and he said, «Young man, I tell you, arise!»
The dead man sat up and began to speak,
and Jesus gave him to his mother.
Fear seized them all, and they glorified God, exclaiming,
«A great prophet has arisen in our midst,»
and «God has visited his people.»
This report about him spread through the whole of Judea
and in all the surrounding region.

==========================

This fragment of the Gospel we hear today is exclusive from Luke’s Gospel, and that is why we can analyze it with the intention of picking up some typical characteristics of the third evangelist. It is a task that will not be difficult. The miracle happens in Nain, a small village in Galilee about 6 miles southeast of Nazareth. It is not mentioned elsewhere in the bible.

 

The exegetes point out that Luke likes to relate Jesus to the prophet Elijah (see 1 Kings 17, 10-24) and also to the prophet Elisha (2 Kings 4: 18-37): in both cases they narrate the story of the resurrection of only children of widowed mothers. We also know that Luke pays particular attention to women, both in the third Gospel and in the Acts of the Apostles. Also, here the figure of the widowed mother who has lost her only son has an impact on Jesus, who «when he saw her, he was moved with pity for her and said to her,
‘Do not weep.’ » (v.13). Jesus has a special place in His heart for the weak and the marginalized, and it is beyond doubt that the woman, in that society, belonged to this category of people because her livelihood would depend on the charity of others in Israel (Deut 26, 12). St. Ambrose said that the widow represents the Mother Church, crying for those who are dead in sin and are brought to life through the safety of the doors of the Church. The crowds who watch will praise the Lord when sinners are resurrected from the dead and restored to their mother.
Jesus touched the coffin, which was a shocking gesture. Although the Mosaic Law warns that contact with the dead leaves the Israelites unclean for a whole week (Num 19, 11-19), Jesus reverses this expected result with his powerful word, “get up”. By raising the dead to life again, he eliminates the very cause of legal contamination and, therefore, its unwanted effects. Jesus elsewhere raises the daughter of Jairus (Lk 8: 40-56) and Lazarus (Jn 11, 17-27) as signs of the arrival of the Messiah (Lk 7:22, CEC 994)

 

Finally, Jesus is hailed as a prophet; moreover, as «a great prophet» (v.16): according to Luke, this title has a peculiar burden of meaning. Jesus is a prophet not only for what he «says», and he has manifested it since the first great speech delivered in the synagogue of Nazareth (4, 14ff), but also for what he «does» (actions and gestures) and, above all, , by the way he behaves (feels compassion, that is, is moved on the inside sharing the suffering of that mother). In this way, Jesus manifests himself as a prophet in the fullest sense of the term: not only because he carries the Word of revelation on God’s part, but also because he completely takes the side of men.
If we are disciples of Jesus we must offer all our talents and gifts to help others, acting with compassion for others so that our words and actions lift them from the culture of death in which we live.

Do your words and actions inspire others to be disciples of Christ?

 

In Christ,

Fr. Enrique Garcia

Martes XXIV del Tiempo Ordinario

1 Cor 12, 12-14. 27-31

Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.

Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es miembro de él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas y todos las interpretan? Aspiren a los dones de Dios más excelentes.

 

===================

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º  al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de septiembre la trivia de la vida de los santos del #104 al #133. A las personas que envíen sus respuestas en este mes de septiembre dedicado a la Biblia, les enviaré una Biblia Gratis. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

 

Tras haber tratado sobre los sacramentos del bautismo y de la eucaristía como acontecimientos centrales en la vida de los primeros cristianos de Corinto, Pablo dedica tres capítulos de esta carta suya a la problemática de las relaciones entre los carismas y los ministerios en el interior de la misma comunidad.

Al comienzo del capítulo 12, Pablo afirma que la autenticidad de los carismas depende de la pureza de la profesión de fe: “Nadie que hable movido por el Espíritu de Dios puede decir: ‘Maldito sea Jesús’. Como tampoco nadie puede decir: ‘Jesús es Señor’, si no está movido por el Espíritu Santo” (v.3). Hoy nos presenta que existe, por tanto, una pluralidad de carismas, pero su fuente es una sola: la divina Trinidad (vv. 4-6). Es decir, todos los dones y talentos que tenemos son un regalo de Dios, TODO le pertenece a Dios.

Inmediatamente después, afirma el apóstol que la manifestación del Espíritu Santo a través de los diversos carismas ha sido dada a cada uno para la utilidad común, o sea, para el bien de toda la comunidad. En este punto se inserta el discurso más exquisitamente teológico: Pablo quiere hacer comprender que los dones que recibimos y los servicios que estamos llamados a prestar tienen su fundamento en la gracia que recibimos por medio de los sacramentos, en virtud de los cuales formamos un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Todos, en efecto, “hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo” y “todos hemos bebido también del mismo Espíritu” para formar un solo cuerpo (v.13).

La unidad no suprime la diversidad de los miembros, de los dones y de los ministerios; al contrario, la garantiza y la exalta reconduciéndola a su fuente divina (dicho con mayor precisión, trinitaria) y la orienta a su destino comunitario (dicho de modo más exacto, eclesial). Por eso unidos al salmista debemos aclamar: “Sirvamos al Señor con alegría.” (Salmo 99, 3c)

 

¿Pones todos dones y talentos que Dios te ha dado al servicio de los demás para construir su Reino?

Con los dones, tiempo, bienes y todo lo que tienes ¿qué has hecho por los demás?

Después de que te vayas de esta vida ¿cómo crees que los demás te recuerden, es decir, qué hiciste por la humanidad?

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre. #121 

 

Fraile franciscano, Patrón de los estudiantes. Nuestro santo se celebra el 18 de septiembre y nació el 17 de junio de 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Copertino (Lecce). Sus padres eran muy pobres.

A los 17 años pidió ser admitido a la orden franciscana pero no fue aceptado. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído. Dejaba caer los platos cuando los llevaba para el comedor. Se le olvidaban los oficios que le habían asignado. Parecía que estaba siempre pensando en otras cosas. Por no cumplir bien con sus deberes tuvo que dejar el convento.

Al verse desechado, José buscó refugio en casa de un familiar suyo que era rico, quien declaró que este joven «no era bueno para nada», y lo echó a la calle. La mamá le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano, para que le recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los frailes.

Conversión
Sucedió entonces, que en nuestro santo se obró un cambio que nadie había imaginado. Lo recibieron los frailes como obrero y lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.

Dificultad en los estudios
Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero le sucedía que cuando iba a presentar exámenes se trababa todo y no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y el pobre Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: «Bendito el fruto de tu vientre Jesús». Estaba asustadísimo, pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: «Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, esa será la que tiene que explicar». Y salió precisamente la única frase que se sabía perfectamente: «Bendito sea el fruto de tu vientre».

Llegó al fin el examen definitivo en el cual se decidía quiénes serían ordenados. Y los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: «¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?». Nuestro santo, que era el próximo en turno y estaba atemorizado, se libró de tener que pasar el examen.

Es por eso que nuestro santo es el patrón de los estudiantes, especialmente de los que, como él,  encuentran dificultades en sus estudios. El santo se complace en ayudarles.

Sacerdote de oración y penitencia
Fue ordenado sacerdote el 18 de marzo de 1628 y se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Sabía que no tenía cualidades especiales para predicar ni para enseñar, pero entonces suplía estas deficiencias ofreciendo grandes penitencias y muchas oraciones por los pecadores. Jamás comía carne ni bebía ninguna clase de licor. Ayunaba a pan y agua muchos días. Se dedicaba con gran esfuerzo, consagrado a los trabajos manuales del convento (que era para lo único que se sentía capacitado).

Éxtasis y milagros
Sus éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales eran tan frecuentes que no se conocen en semejante cantidad en ningún otro santo.

Levitación: Nuestro santo tuvo numerosísimas levitaciones, es decir volaba por los aires. Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, lo echó al hombro, y al pensar en Jesús Buen Pastor, se fue elevando por los aires.  Quedaba en éxtasis con mucha frecuencia durante la santa Misa, o cuando  rezaba los Salmos. Lo observaron 70 veces en éxtasis. El más famoso sucedió cuando diez obreros deseaban llevar una pesada cruz a una alta montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con la cruz y la llevó hasta la cima del monte.

Los animales sentían por él un especial cariño. Pasando por un campo, se ponía a rezar y las ovejas se iban reuniendo a su alrededor y escuchaban muy atentas sus oraciones. Las golondrinas en grandes bandadas volaban alrededor de su cabeza y lo acompañaban por cuadras y cuadras.

El día de la Asunción de la Virgen en el año 1663, un mes antes de su muerte, celebró su última misa. Y estando celebrando quedó suspendido por los aires como si estuviera con el mismo Dios en el cielo. Muchos testigos presenciaron este suceso.

Muchos enemigos empezaron a decir que todo esto eran meros inventos y lo acusaban de engañador. Fue enviado al Superior General de los Franciscanos en Roma y este al darse cuenta que era tan piadoso y tan humilde, reconoció que no estaba fingiendo nada. Lo llevaron luego donde el Sumo Pontífice Urbano VIII el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Y estando hablando con el Papa, quedó José en éxtasis y se fue elevando por el aire.

También tenía el don de leer los Corazones, era buen confesor y cuando un alma se acercaba a confesarse él se podía dar cuenta de lo que a esta alma le atormentaba.

El don de Bilocación, (estar en dos lugares al mismo tiempo). Cuando su madre estaba muriendo en el pequeño pueblo de Copertino, José se encontraba en Asís y percibió la necesidad de su madre. Una gran luz entró por el cuarto de la señora, era su hijo que había llegado. Su madre al verlo exclamó !oh Padre José, oh mi hijo!, y murió instantáneamente. Multiplicaba panes, miel, vino, y cualquier comida que se le ponía en frente.

El don de Sanación Le recobró la vista aun ciego al ponerle su capa sobre la cabeza. Los mancos y cojos eran sanados al besar ellos el crucifijo que él ponía delante de ellos. Hubo una plaga de fiebre muy alta y los enfermos eran curados al hacerle la señal de la Cruz sobre su frente, bajándole la fiebre hasta la temperatura normal. Con la señal de la cruz, resucitaba muertos.

Tuvo el don de profecía, predijo el día y la hora de la muerte de los Papas Urbano VIII e Inocencio X.  Predijo el ascenso al trono de Juan Casimir.

Tuvo también el don de tocar corazones hacia la conversión. El Padre José nunca aceptó ningún mérito por sus milagros, siempre se los acreditaba a su Madre María, a la cual siempre tuvo una gran devoción.

El Papa Benedicto XIV que era rigurosísimo al aceptar milagros, estudió cuidadosamente la vida de nuestro santo y declaró: «todos estos hechos no se pueden explicar sin una intervención muy especial de Dios».

La humildad del Padre José era constantemente probada. Un día un hombre arrogante le dijo: «Impío, hipócrita, no por ti, pero por el hábito de religioso que llevas tengo que respetarte. Yo creería en todo lo que haces si con la señal de la cruz sobre mi yaga me sanas». Él contestó: «Todo lo que has dicho de mi es completamente cierto y haciendo la señal de la Cruz sobre las llagas quedaron sanadas totalmente.

Él sufrió meses de aridez y sequedad espiritual (como Jesús en Getsemaní) pero después a base de mucha oración y de continua meditación, retornaba otra vez a la paz de su alma. A los que le consultaban problemas espirituales les daba siempre un remedio: «Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide recibe».

Murió el 18 de septiembre de 1663 a la edad de 60 años. Fue beatificado en 1753 por Benedicto XIV, y canonizado en el 1767 por Clemente XIII.

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará!

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

Padre Enrique García Elizalde

Martes XXIV del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Lucas  7, 11-17

En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.

Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Acercándose al ataúd, lo tocó, y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: «Joven, yo te lo mando: Levántate». Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.

Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo».

La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.

 

==================

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º  al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de septiembre la trivia de la vida de los santos del #104 al #133. A las personas que envíen sus respuestas en este mes de septiembre dedicado a la Biblia, les enviaré una Biblia Gratis. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

 

Este fragmento del Evangelio que escuchamos hoy es exclusivo de Lucas, y por eso podemos analizarlo con la intención de recoger algunas características típicas del tercer evangelista. Es una tarea que no resultará difícil. El milagro sucede en Naím, una pequeña villa de Galilea cerca diez kilómetros al sureste de Nazaret. No se menciona en otra parte de la biblia.

 

Los exégetas señalan que a Lucas le gusta relacionar a Jesús con el profeta Elías (cf. 1Re 17, 10-24) y también con el profeta Eliseo (2 Re 4, 18-37): en ambos casos se narra la resurrección de dos hijos únicos de madres viudas. Sabemos asimismo que Lucas presta una atención particular a las mujeres, tanto en el tercer evangelio como en los Hechos. También aquí la figura de la madre viuda que ha perdido a su único hijo produce un impacto en Jesús, el cual “al verla, se compadeció de ella y le dijo: No llores” (v.13). Jesús tiene una atención especial en favor de los débiles y de los marginados, y está fuera de toda duda que la mujer, en aquella sociedad, pertenecía a esta categoría de personas porque su sustento dependerá de la caridad de otros en Israel (Deut 26, 12). San Ambrosio dijo que la viuda significa la Iglesia Madre, llorando por aquellos que están muertos en el pecado y son llevados más a través de la seguridad de sus puertas. Las multitudes que miran alabarán al Señor cuando los pecadores resuciten de entre los muertos y sean restituidos a su madre.

 

Jesús tocó el féretro, este fue un gesto impactante. Aunque la Ley Mosaica advierte que el contacto con los muertos deja a los israelitas sucios durante toda una semana (Núm 19, 11-19), Jesús revierte este resultado esperado con su poderosa palabra, levántate. Al resucitar a los muertos, él elimina la causa misma de la contaminación legal y, por lo tanto, sus efectos no deseados. Jesús en otra parte resucita a la hija de Jairo (Lc 8: 40-56) y a Lázaro (Jn 11, 17-27) como signos de la llegada del Mesías (Lc 7:22; CEC 994)

 

Por último, Jesús es aclamado como profeta; más aún, como “un gran profeta” (v.16): según Lucas, este título tiene una peculiar carga de significado. Jesús es profeta no sólo por lo que “dice”, y lo ha manifestado desde el primer gran discurso pronunciado en la sinagoga de Nazaret (4, 14ss), sino también por lo que “hace” (acciones y gestos) y, sobre todo, por el modo como se comporta (siente compasión, o sea, se conmueve por dentro compartiendo el sufrimiento de aquella madre). De este modo se manifiesta Jesús como un profeta en el sentido más cabal del término: no sólo porque lleva la Palabra de la revelación de parte de Dios, sino también porque se pone completamente de parte de los hombres.

 

Si somos discípulos de Jesús debemos poner todos nuestros talentos y dones para ayudar a los demás, actuando con compasión con los demás para que nuestras palabras y acciones los levanten de la cultura de la muerte en que vivimos.

¿Tus palabras y acciones inspiran a otros a ser discípulos de Cristo?

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre. #121 

Fraile franciscano, Patrón de los estudiantes. Nuestro santo se celebra el 18 de septiembre y nació el 17 de junio de 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Copertino (Lecce). Sus padres eran muy pobres.

A los 17 años pidió ser admitido a la orden franciscana pero no fue aceptado. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído. Dejaba caer los platos cuando los llevaba para el comedor. Se le olvidaban los oficios que le habían asignado. Parecía que estaba siempre pensando en otras cosas. Por no cumplir bien con sus deberes tuvo que dejar el convento.

Al verse desechado, José buscó refugio en casa de un familiar suyo que era rico, quien declaró que este joven «no era bueno para nada», y lo echó a la calle. La mamá le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano, para que le recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los frailes.

Conversión
Sucedió entonces, que en nuestro santo se obró un cambio que nadie había imaginado. Lo recibieron los frailes como obrero y lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.

Dificultad en los estudios
Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero le sucedía que cuando iba a presentar exámenes se trababa todo y no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y el pobre Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: «Bendito el fruto de tu vientre Jesús». Estaba asustadísimo, pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: «Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, esa será la que tiene que explicar». Y salió precisamente la única frase que se sabía perfectamente: «Bendito sea el fruto de tu vientre».

Llegó al fin el examen definitivo en el cual se decidía quiénes serían ordenados. Y los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: «¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?». Nuestro santo, que era el próximo en turno y estaba atemorizado, se libró de tener que pasar el examen.

Es por eso que nuestro santo es el patrón de los estudiantes, especialmente de los que, como él,  encuentran dificultades en sus estudios. El santo se complace en ayudarles.

Sacerdote de oración y penitencia
Fue ordenado sacerdote el 18 de marzo de 1628 y se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Sabía que no tenía cualidades especiales para predicar ni para enseñar, pero entonces suplía estas deficiencias ofreciendo grandes penitencias y muchas oraciones por los pecadores. Jamás comía carne ni bebía ninguna clase de licor. Ayunaba a pan y agua muchos días. Se dedicaba con gran esfuerzo, consagrado a los trabajos manuales del convento (que era para lo único que se sentía capacitado).

Éxtasis y milagros
Sus éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales eran tan frecuentes que no se conocen en semejante cantidad en ningún otro santo.

Levitación: Nuestro santo tuvo numerosísimas levitaciones, es decir volaba por los aires. Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, lo echó al hombro, y al pensar en Jesús Buen Pastor, se fue elevando por los aires.  Quedaba en éxtasis con mucha frecuencia durante la santa Misa, o cuando  rezaba los Salmos. Lo observaron 70 veces en éxtasis. El más famoso sucedió cuando diez obreros deseaban llevar una pesada cruz a una alta montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con la cruz y la llevó hasta la cima del monte.

Los animales sentían por él un especial cariño. Pasando por un campo, se ponía a rezar y las ovejas se iban reuniendo a su alrededor y escuchaban muy atentas sus oraciones. Las golondrinas en grandes bandadas volaban alrededor de su cabeza y lo acompañaban por cuadras y cuadras.

El día de la Asunción de la Virgen en el año 1663, un mes antes de su muerte, celebró su última misa. Y estando celebrando quedó suspendido por los aires como si estuviera con el mismo Dios en el cielo. Muchos testigos presenciaron este suceso.

Muchos enemigos empezaron a decir que todo esto eran meros inventos y lo acusaban de engañador. Fue enviado al Superior General de los Franciscanos en Roma y este al darse cuenta que era tan piadoso y tan humilde, reconoció que no estaba fingiendo nada. Lo llevaron luego donde el Sumo Pontífice Urbano VIII el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Y estando hablando con el Papa, quedó José en éxtasis y se fue elevando por el aire.

También tenía el don de leer los Corazones, era buen confesor y cuando un alma se acercaba a confesarse él se podía dar cuenta de lo que a esta alma le atormentaba.

El don de Bilocación, (estar en dos lugares al mismo tiempo). Cuando su madre estaba muriendo en el pequeño pueblo de Copertino, José se encontraba en Asís y percibió la necesidad de su madre. Una gran luz entró por el cuarto de la señora, era su hijo que había llegado. Su madre al verlo exclamó !oh Padre José, oh mi hijo!, y murió instantáneamente. Multiplicaba panes, miel, vino, y cualquier comida que se le ponía en frente.

El don de Sanación Le recobró la vista aun ciego al ponerle su capa sobre la cabeza. Los mancos y cojos eran sanados al besar ellos el crucifijo que él ponía delante de ellos. Hubo una plaga de fiebre muy alta y los enfermos eran curados al hacerle la señal de la Cruz sobre su frente, bajándole la fiebre hasta la temperatura normal. Con la señal de la cruz, resucitaba muertos.

Tuvo el don de profecía, predijo el día y la hora de la muerte de los Papas Urbano VIII e Inocencio X.  Predijo el ascenso al trono de Juan Casimir.

Tuvo también el don de tocar corazones hacia la conversión. El Padre José nunca aceptó ningún mérito por sus milagros, siempre se los acreditaba a su Madre María, a la cual siempre tuvo una gran devoción.

El Papa Benedicto XIV que era rigurosísimo al aceptar milagros, estudió cuidadosamente la vida de nuestro santo y declaró: «todos estos hechos no se pueden explicar sin una intervención muy especial de Dios».

La humildad del Padre José era constantemente probada. Un día un hombre arrogante le dijo: «Impío, hipócrita, no por ti, pero por el hábito de religioso que llevas tengo que respetarte. Yo creería en todo lo que haces si con la señal de la cruz sobre mi yaga me sanas». Él contestó: «Todo lo que has dicho de mi es completamente cierto y haciendo la señal de la Cruz sobre las llagas quedaron sanadas totalmente.

Él sufrió meses de aridez y sequedad espiritual (como Jesús en Getsemaní) pero después a base de mucha oración y de continua meditación, retornaba otra vez a la paz de su alma. A los que le consultaban problemas espirituales les daba siempre un remedio: «Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide recibe».

Murió el 18 de septiembre de 1663 a la edad de 60 años. Fue beatificado en 1753 por Benedicto XIV, y canonizado en el 1767 por Clemente XIII.

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará!

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

Padre Enrique García Elizalde