Jueves XX del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Mateo 22, 1 – 14

En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

 

«El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.

 

Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.

 

Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

 

Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren’. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.

 

Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’ Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: ‘Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

 

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Reto Trivia Vida de los Santos del mes de agosto, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º  al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de agosto la trivia de la vida de los santos del #73 al #103. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

Hoy continuamos la lectura del libro del profeta Ezequiel (36, 23-28),  el cual hemos estado leyendo durante la Misa por más de una semana. A través del profeta Ezequiel, Dios ha estado hablando fuertemente en contra de las personas que se han alejado del Señor, por lo tanto, de su amor y sus mandamientos y por ello le han dado la espalda a Dios primero en su corazón y después con sus acciones. Toma mucho tiempo llegar al punto desde el que nos habla el profeta Ezequiel el día de hoy. Toma tiempo descubrir que la raíz de los problemas no está «afuera» sino «adentro de nosotros mismos.»

 

El problema está «adentro de nosotros mismos,» cuando nuestros principios, valores, deseos, nuestras intenciones y acciones no se fundamentan en nuestra relación con Dios, es decir, no dejamos que su amor transforme nuestras vidas porque no le dedicamos el suficiente tiempo para que a través de la oración y estudiar su Palabra transforme nuestras vidas.  Solamente abriéndole nuestro corazón y dejando que nos transforme desde adentro alcanzaremos eso maravilloso que es la sinceridad, la imposibilidad de mentirnos a nosotros mismos, de ser íntegros y coherentes con el amor del Amado. Ese «adentro» la Biblia lo llama «corazón,» y la promesa grande es que Dios puede darnos un nuevo corazón. Bienaventurado quien crea tal promesa y confía en Dios poniendo en práctica su Palabra y dejando que lo transforme con su Santo Espíritu a través de los sacramentos.

 

Vemos que en el Pueblo de Israel como en todos los pueblos los líderes no han sido buenos pastores y su pueblo ha adorado a otros dioses, eso es porque se les ha olvidado que son servidores y administradores de los bienes que Dios les ha confiado. Debería todo el mundo ser castigado por su infidelidad (líderes por no ser buenos pastores y pueblo por no ser fieles al Señor), pero vemos que Dios nos muestra siempre su amor, su perdón, su ternura y su misericordia. Dios es Padre y ama sus hijos.
Dios nos dice en su Palabra el día de  hoy: «Voy a rociarte con agua pura para limpiarte de todas tus impurezas, y de todos sus ídolos los limpiaré.» A través de nuestro bautismo nos convertimos en hijos e hijas de Dios Padre, somos limpiados del pecado original y cualquier pecado personal que hayamos cometido. Dios nos hace nuevos. Aunque Dios sabía que pecaríamos después de nuestro bautismo, por eso, Él nos dio la medicina, es decir, el Sacramento de la Reconciliación para limpiarnos de nuestros pecados. Estoy leyendo la Exhortación Apostólica “Gaudete Et Exsultate” del Papa Francisco “Sobre el llamado a la Santidad en el Mundo Actual” y de verdad que esta hermosa y me encanta porque es fácil de leer y entender, con mucha sabiduría, gran sentido del humor y profundidad el Papa nos habla como Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para crecer en santidad y permanecer conectados a Dios y dar frutos de amor, ser sal de la tierra y luz del mundo, ser auténticos discípulos y apóstoles del Señor. Le recomiendo que empiecen a leerla. ¡Les va encantar! Al final de la reflexión dejo el link * para que puedan acceder gratuitamente y la lean.


«Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.» Pertenecemos a Dios como sus amados hijos e hijas. Esto nos debe dar una gran paz y confianza porque nos ama con amor eterno (Jer 31, 3), nos conoce desde el vientre materno y nos ama (Is 49, 5 y Salmo 22,10). ¡No tengas miedo! Acércate hoy al Señor con la confianza a su amor y a su misericordia. Él quiere amarte, darte un corazón nuevo, sanarte y que seas plenamente feliz, que tengas vida y vida en abundancia.

 

Hoy en el Evangelio, “volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo” sobre el Reino de los cielos que es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Lo más común es que en los banquetes haya más personas que alimentos; eso es lo más frecuente y a veces no alcance la comida. Sin embargo, en el pasaje de hoy se presenta una situación inversa: esta vez el banquete está listo y los invitados no quieren ir. Y Jesús dice que el Reino de los Cielos se parece a esa situación. ¿Por qué?

 

Una pista para la respuesta es hacernos esta otra pregunta: ¿realmente le aceptamos las invitaciones a Dios? Pensemos nada más en la Biblia. ¿Cuántas biblias envejecen repletas de polvo en casas de familias que se dicen católicas? A veces lo mismo sucede con los sagrarios de nuestras iglesias. ¿No es verdad que nuestro Jesús Sacramentado recibe muy, muy pocas visitas? ¿Los confesionarios están a veces vacíos? Ahí está Jesús; ahí nos aguarda, y sin embargo su invitación cae en el vacío.

 

La invitación de Dios nos desconcierta a menudo. Nos dice que está escondido en las ropas de los pobres y que quiere ser visitado en la persona de los encarcelados. Tal vez el problema está en que nuestros ojos no alcanzan a distinguir su presencia y la cobardía de nuestra humanidad retrocede ante un olor desagradable o ante una historia deprimente. Así rechazamos muchísimas invitaciones que venían de parte de Dios.

 

Esto podría explicar la parte de la parábola de hoy que se refiere a la invitación extrema: «Salgan ahora a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren.» La sala se llenó de toda clase de gente. Ese hecho podría referirse a ese punto en que se rompen los criterios de delicadeza y de pronto entendemos que todos los que van por el camino, incluyendo al que huele mal y al que tiene una historia bien triste, todos pertenecemos básicamente a un mismo mundo, a una misma raza, y estamos marcados por una misma necesidad de salvación. Todos necesitamos saciar nuestra hambre de felicidad plena, es decir, de Dios, de vivir en su gracia y ser para lo que fuimos llamados: ¡SER SANTOS!

 

¿Le has permitido a Dios entrar en tu corazón y en cada espacio de tu vida?

¿Cómo le has dado la espalda a Dios y has preferido otras cosas o personas?

¿Qué tengo que sanar y perdonar? ¿A quién tengo que perdonar?

¿Confío en que soy un(a) hijo(a) amado de Dios Padre?

¿Has respondido a su invitación de comer con Él o la has rechazado prefiriendo el pecado?

 

** Link de la exhortación Apostólica “Gaudete et Exsultate” del Papa Francisco:

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.pdf

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de agosto. #95 Santa

 

Nació en Lima, Perú, en 1586. Es la primera Santa canonizada del Nuevo Mundo (América). Aunque fue bautizada con el nombre de Isabel, se le llamaba comúnmente Rosa y ése fue el nombre que le impuso en la Confirmación el Arzobispo de Lima, Santo Toribio.

 

Nuestra santa de la trivia del día de hoy tomó a Santa Catalina de Siena como modelo. Se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia.

 

Ingresó a la tercera Orden de Santo Domingo y a partir de entonces, se recluyó en una cabaña que había construido en el huerto de su casa. Llevaba sobre la cabeza una estrecha cinta de plata, cuyo interior estaba erizado de picos y era una especie de corona de espinas. Su amor por el Señor era tanto, que cuando hablaba de Él cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Tiempo después, una comisión de médicos y sacerdotes examinó a la Santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

 

Lo más admirable en nuestra santa de la trivia del día de hoy, fue su gran espíritu de santidad heroica, porque todos los Santos, ya sea en el mundo, el desierto o en el claustro, poseen el rasgo común de haber tratado de vivir para Dios en cada instante. Quien tiene la intención pura de cumplir en todo la voluntad de Dios, podrá servirle con plenitud en lo que haga.

 

Ella murió el 24 de agosto de 1617 a los 31 años de edad. El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

 

Si quieres aprender más de ella:

https://www.dominicos.org/quienes-somos/grandes-figuras/santos/santa-rosa-de-lima/

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará!

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

 

Padre Enrique García Elizalde

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