Martes XXV del Tiempo Ordinario

Evangelio según san Lucas 8, 19 – 21

En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: «Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte». Pero él respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica».

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Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre, cada día publicaré la vida de un santo y deberás de enviar tus respuestas del mes correspondiente al correo electrónico penriquegarcia@gmail.com del 1º  al 5 de cada mes.  Los resultados se publicaran el día 10 de cada mes.  ¿Aceptas el Reto de la Trivia de la Vida de los Santos? Para el mes de septiembre la trivia de la vida de los santos del #104 al #133. ¡ESPERO SUS RESPUESTAS!

 

Los que oyen el mensaje del Dios y lo ponen en práctica, esos son mi madre y mis hermanos. (Lucas 8, 21) Así respondió Jesús cuando le dijeron que su madre y sus parientes lo estaban esperando fuera de la casa donde se había reunido el gentío. Inicialmente, uno piensa que estas palabras de Jesús son decepcionantes, pero Él no está desestimando el valor de los lazos familiares ni criticando a su madre. De hecho, la estaba elogiando, no solo como madre suya en términos humanos (lazo sanguíneo), sino como aquella que había hecho la voluntad de Dios (lazo de amor).

 

Cuando la Virgen dio su consentimiento para concebir a Jesús, la Palabra divina se hizo carne de la sustancia humana de ella. Pero al referirse a la fe y la obediencia de María, Jesús estaba explicando que el lazo fundamental que une a las personas con el no es biológico, sino espiritual, ya que la Virgen escuchó y actuó según la Palabra de Dios.

 

Es útil reconocer que no fue una sola vez que la Virgen le dio su “” al Señor – “Cúmplase en mi lo que me has dicho(Lucas 1, 38) – porque su acto de obediencia se repitió una y otra vez en su vida: cuando fue de inmediato a visitar a su prima Isabel a toda prisa, cuando fue de viaje a Egipto con José para salvar a su hijo de la amenaza de muerte del edicto de Herodes, y cuando dejo que su Hijo saliera a realizar las obras de su Padre.

 

El SI incondicional y sostenido que María dio en la Anunciación llega a su culmen en el fiat  que silenciosamente reitero a los pies de la cruz de su Hijo. Los largos años de obediencia a la voluntad de Dios la prepararon para confiar plenamente en el Padre.

 

Ningún otro ser humano puede unirse a Jesús de manera tan intima como lo hizo María, por su condición de madre biológica; pero sí podemos adoptar la fe en Él, tal como ella lo hizo. La obediencia a su palabra también nos puede unir a Cristo de una forma tan estrecha e íntima como los familiares suyos. Acatemos, pues, la llamada del Padre, cualquiera que sea, y digámosle junto con la Virgen María: “Hágase en mi según tu palabra”.  Dios nos bendecirá con la voluntad y los recursos necesarios para llevar a cabo la misión que tenga para cada uno de nosotros. Recuerda que Dios no llama a los que están equipados para la misión, sino que equipa a los que son llamados para la misión.  Por otra parte, aprendamos de la Virgen María, es una mujer de fe, confía en Dios, escucha el mensaje de Dios a través del ángel, actúa de inmediato para ayudar a otros y habla pocas veces en el Evangelio, pero la última frase que dice es en las bodas de Canaán “Hagan todo lo que Él (Jesús) les diga”. Ella nos puede acercar más a Cristo, precisamente porque es su Madre y tiene acceso privilegiado a su Hijo.

 

¡Jesús, Señor mío, hazme parte de tu familia y ayúdame a creer y aceptar tu palabra, como la Virgen María. Ayúdame, Señor, a decir que si a todo lo que me pidas!

 

¿Cómo nos convertimos en parte de la familia de Jesús? A través del bautismo, nos convertimos en hijos e hijas de Dios Padre y hermanos de Jesucristo. Esa es nuestra verdadera identidad. Sin embargo, según esta lectura, Jesús nos dice que debemos «escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica» para ser parte de su familia. ¡Esto es muy claro!

 

Vemos la importancia de familiarizarnos con la Palabra de Dios y ponerla en práctica.

1) Escuchar la Palabra de Dios: Toma tiempo todos los días para leer la Biblia, empieza por los Evangelios o las lecturas diarias para la Misa, aprendiendo a orar con la Biblia usando la Lectio Divina.

 

2) Actúa conforme a lo que guardes en tu corazón de las Sagradas Escrituras. Dios te habla cada día a través de la Biblia y de las necesidades de los demás. Pregúntale «Dios, ¿qué me quieres decir hoy?, ¿qué me estás pidiendo que haga?

 

Reto Trivia Vida de los Santos del mes de septiembre. #128 San

Nuestro santo de la trivia del día de hoy aparece dos veces su nombre en los Evangelios. Una en San Lucas cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús (cfr. San Lucas 24, 13ss) y la otra en San Juan cuando habla de una «María, la mujer» del santo de la trivia del día de hoy , la cuál estaba presente en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y moría Jesús. (Jn19, 25ss).

Parece que el esposo de esa María del Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos, cuando San Juan escribe su evangelio y también ambos estuvieron muy cerca de los acontecimientos que mencionamos.

 

La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados. Ellos (el santo de la trivia del día de hoy y su amigo) le insistieron: «Quédate con nosotros, que el día ya declina». El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió, y se lo dio. En este instante le reconocieron.

 

¡Lee la Biblia, confía en la misericordia de Dios y tu vida se transformará!

 

En Cristo y Santa María de Guadalupe

 

Padre Enrique García Elizalde

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